¡Hola por ahí! ¿Cómo lleváis el invierno?
Llevamos una época larga a falta de amor y cercanía con los nuestros y el invierno nunca es fácil y más si estamos alejados de nuestros seres queridos. No sólo hay que cuidar lo que comemos, lo que decimos y lo que pensamos también lo que damos.
Os habéis preguntado por qué nos sentimos bien después de abrazar.
Bien pues según numeros estudios el abrazo alivia de diferentes maneras y es que este vínculo afectivo y emocional además de mejora tu felicidad, activa todo tu cuerpo. Los estudios afirman que el abrazo perfecto debe durar 20 segundos y normalmente nos damos un abrazo de tres segundos.
Según el experto en Pensamiento Cuántico Aplicado y el creador de método de sanación Integral SAAMA, Veturián Arana, el abrazo tiene grandes beneficios además de favorecer la creación de glóbulos blancos.
– Reduce el riesgo de padecer demencia. Abrazar relaja los músculos, haciéndonos así sentir bien.
– Disminuye la presión arterial. La piel es el mayor órgano que tenemos y en ella tenemos unos receptores llamados corpúsculos de Pacini, su función es la de mandar señales al cerebro reduciendo la presión arterial.
– Una terapia rejuvenecedora natural. El abrazo estimula la oxigenación del organismo, ayudando así a prolongar la vida de las células. “Los abrazos fortalecen el sistema inmunitario al favorecer la creación de glóbulos blancos, las células encargadas de combatir infecciones y enfermedades”, afirma Arana.
– Aumenta la autoestima y mejora el estado de ánimo. Los abrazos generan serotonina y dopamina, es decir que nos dan sensación de bienestar y felicidad y su efecto es aumentar nuestra autoestima.
– Reduce los niveles de estrés y tensión. Al abrazar liberamos oxitocina, disminuimos el nivel de cortisol y adrenalina, estas hormonas son las que nos tienen alerta. Arana nos explica “abrazar y ser abrazado nos une y relaja ofreciéndonos una sensación plena de paz, tranquilidad y seguridad”.
Abrazad a los vuestros, a los más cercanos.
Pronto podremos abrazarnos todos con total libertad
Con amor, Lara